Magic A. Moreno, nacido en 1953, es productor musical, intérprete y educador. Tiene su propia empresa, Magic Presence Studios. Se involucró en la industria musical gracias a su madre, que le enseñó a tocar el violín a los cuatro años.  Aprendió rápidamente y, solo dos años después, actuó en un concurso en el Hollywood Bowl. A los ocho años se unió al coro Mitchell Singing Boys junto a su hermano Gerard. Durante sus cinco años en el coro, Moreno viajó por tres continentes. Aprendió varias filosofías religiosas del líder del grupo, un teólogo, lo que despertó en él una profunda espiritualidad que aún conserva hoy en día. Después de dejar los Mitchell Singing Boys, Moreno se licenció en electrónica en la Ogden School of Electronics de Huntington Beach. Durante este tiempo, actuó con varios grupos musicales. En particular, Moreno fue el líder de la banda de heavy metal Treason. Produjo seis álbumes como intérprete.

En 1975, realizó una gira con Aretha Franklin como músico sintetizador de su sección de cuerdas. Continuó produciendo música, además de su carrera como intérprete, para artistas como Barbara Streisand, Steve Vai y Phil Collins. Aunque actualmente está retirado de la industria cinematográfica, sigue colaborando en el diseño de sonido de posproducción para MGM, Warner Bros., Paramount y otras productoras.

Moreno ha recibido tres nominaciones a los Grammy y 19 discos de platino a lo largo de su carrera como productor, incluyendo varios galardones por álbumes en español. Recientemente, también ha colaborado en el diseño de un estudio de grabación para la Escuela de Música y Arte de Los Ángeles.

De niño le gustaba la esgrima, y ahora puede ver cómo su hijo destaca tanto como esgrimista como músico de jazz que actúa con la L.A. Drum Corp.

¿Cuál dirías que fue una de tus experiencias más formativas en la industria musical?
La mezcla de mi primer álbum fue sin duda un punto de inflexión. Empecé a verme a mí mismo como un intermediario honesto en esta industria; realmente vi lo que tenía para ofrecer, cómo estaba a la altura. Ese primer álbum fue la culminación de mis habilidades para el grupo Treason. Escribí y produje la canción con los chicos, pero también la grabé y mezclé. Eso fue algo formativo en el sentido de que reforzó mi confianza. Me demostró que no solo es factible para mí, sino que es factible para todos.

¿Es fácil hoy en día para alguien comenzar su propia carrera como ingeniero de sonido?
La carrera profesional que se le presenta a toda persona creativa se puede adquirir por entre 200 y 300 dólares (software que permite grabar con una calidad aceptable). También se necesita un ordenador y monitores. Se puede invertir bastante en ello a medida que se va perfeccionando. Pero para la persona básica que quiere iniciarse en la ingeniería o la producción, necesita saber cómo guiar a alguien a través de una sesión de grabación, cómo inspirar a alguien con sus palabras o con una charla, y cómo aportar nada más que una experiencia positiva al estudio de grabación.

Así es como se es productor, tal y como yo lo enseño. Cada persona está hecha para volar por sí misma, así que no hay necesidad de que nadie la proteja. Si están en la universidad y ya saben que la ingeniería de sonido es la carrera que quieren seguir, podrían estar listos para salir de allí grabándose a sí mismos o a otras personas, realmente está al alcance de todos.

Creo que cuando me gusta lo que hago, primero se nota un cambio en mi interior como persona. Me vuelvo más feliz y, con suerte, me adapto mejor a mi entorno. Hay espiritualistas que dirían que esta actitud optimista es lo que abre la puerta a cosas más buenas y maravillosas.

¿Has conocido a alguien a quien considerarías tu héroe?
Hay muchas personas a las que considero héroes: Freddie Mercury, Eric Clapton... Son demasiados como para nombrarlos a todos. Admiro a las personas por diferentes motivos: su musicalidad, su talento para el espectáculo o su compostura, su capacidad para producir o mezclar. Hay personas con un talento inmenso que deberían ser más famosas de lo que son y que se dedican a cosas como mezclar música para películas. Son héroes.

¿Hay algún álbum de oro o platino que destaque especialmente?
Me gustan todos. Son como joyas únicas. En la pared de mi casa tengo el álbum Broadway de Streisand, el de Eric Clapton y otro de Venezuela. A mucha gente a la que produzco les digo lo mismo: lo que hacemos es muy importante porque nos sobrevivirá. Los hijos de nuestros hijos mirarán atrás y verán lo que hicimos, así que no podemos tomarnos nada a la ligera. 

Les digo a mis alumnos que no pueden ser de esos ingenieros que están pendientes del reloj. Un artista quiere saber cómo lo está haciendo y si la única respuesta que recibe es algo así como: «Sí, sí, sí, está genial, bien, hemos terminado», eso será un gran perjuicio para el artista.

¿Qué importancia le das a la labor de retribuir y enseñar a quienes desean convertirse en ingenieros de sonido?
Creo que es un tema que muchas veces se aborda de forma equivocada. Mucha gente tiene la filosofía de «no enseñes a nadie cómo hacer tu trabajo». Yo empecé a enseñar a la gente inmediatamente porque eso es lo que considero importante. Sin embargo, es importante enseñar pensando en la otra persona, no solo por el simple hecho de enseñar. Algunas personas creen que servir a los demás es su única razón de vivir. Otras creen que vivir es realizar el servicio para el que están aquí, porque son seres de Dios. 

Prestar un servicio solo por hacerlo no es tan satisfactorio. Es más significativo cuando el universo presenta a alguien a otra persona que podría necesitar un servicio, y esa persona se esfuerza por ayudar a que eso suceda.

¿Cuáles dirías que son las partes más gratificantes de tu carrera profesional?
En cuanto al canto, lo más gratificante era actuar ante un público entusiasta y ofrecer un espectáculo muy serio. Desde el punto de vista técnico, lo más gratificante era escuchar la reacción de un artista después de ayudarle a masterizar su álbum, que es la fase posterior a la mezcla. Cuando lo reciben y dicen «Dios mío, no tenía ni idea de que podía sonar así», es realmente transformador. Es sublime.

Para una carrera en un estudio cinematográfico, se trata de una combinación entre tener mi nombre en los créditos y saber más que los demás. Por ejemplo, me convertí en una especie de especialista en diferentes tipos de códigos de tiempo y conversiones.

Por último, la enseñanza en sí misma es muy gratificante. La gente sale emocionada por tener más a su alcance y por seguir aprendiendo. Una ventaja importante de esta carrera es que aún me queda tiempo para pasar con mi familia. Muchas de las personas que vienen a esta ciudad son camareros o camareras que trabajan desde un apartamento estudio y no pueden permitirse una casa o tener una familia porque aún están intentando alcanzar el éxito. Al menos, yo soy un ejemplo de alguien que ha podido salir adelante con ello. Por el contrario, conozco a muchos rockeros que fueron muy famosos en su época dorada y que ahora solo intentan pagar las facturas, por lo que se van de gira por muy poco dinero durante sus años de jubilación.